sábado, 24 de octubre de 2009

El Bamboulá en la festividad de San Rafael en Samaná
Por Wilson Inoa

Entre los recorridos que realizaba el maestro Fradique Lizardo en sus investigaciones científicas del folklore dominicano por todo el país, lo dirigieron a la Aguada de la Península de Samaná, donde podía encontrar el Bamboulá, se encontró con Doña Vertilia, esposo y sus hijos, le dieron un cúmulo de conocimientos de primera mano, sobre el baile que ellos hacían para el 24 de octubre llamado Bamboulá.
Vertilia misma les enseño la coreografía, sus toques y voces de mando.
El 30 de enero de 1976, la sociedad Folklórica Dominicana, entrego a Vertilia un pequeño pergamino en el cual la declaraba Tesoro cultural viviente. A la hora de su muerte disfrutaba de una pensión del Estado.
El primer dato que el maestro Lizardo encontró de este baile, fue la prohibición del mismo que hacia Ribera y Lemoine en plena época de la Anexión.
El doctor Adams Jerusum había planteado que el Bamboulá tenia su origen en nuestro país a partir de 1822, cuando la ocupación haitiana.
Un amplio trabajo de investigación le permitió al maestro Lizardo profundizar sobre este, consideró que el baile fue practicado en amplias zonas del continente americano, está reportado en práctica constante, durante el siglo pasado, desde río de Plata, hasta Nueva Orleáns.
En Haití lo llamaban Baboulé, y entre los cultos de los negros Kumina de Jamaica se llamaba Bambulé, Lizardo considero los aportes de Luis Araquistain y Charles de la Ronciere, muy importantes acerca de este baile. Aunque el baile haya tenido diferentes nombres, siempre se trata del mismo.
Según las versiones clásicas, que dieron todos los investigadores, Bamboulá, quiere decir ese bambú, porque se tocaba sobre una sección de Bambú, sostenida sobre dos tijeretas de madera.
Hubo algún disentimiento de esta interpretación del nombre en alguien que suponía que el nombre venia de una corruptela de la palabra italiana Bambolá porque los danzantes se movían como muñecos durante el baile.
El Bamboulá es una danza pura de África, llega a América, como baile de pareja, fuertemente erótico y altamente sexual.
Las legislaciones vigentes en todas partes, impedían siempre y bajo todo concepto estas manifestaciones de la cultura negra.
En países donde la persecución fue más benigna, el Bamboulá adopto la forma de parejas sueltas, modifico un poco su expresión musical, admitiendo instrumentos melódicos y así se conservo hasta nuestros días.
Donde la represión fue más fuerte, el Bamboulá perdió totalmente su coreografía original, adaptando una coreografía de baile de cuadrilla, totalmente europeo y bajo esta forma totalmente sincrética que le permitió conservar su música e instrumentos, se continúo y así lo investigo Fradique Lizardo.
La interpretación del Bamboulá, acompañados de los siguientes instrumentos, un palo o atabal, acostado en el piso, tañido por un músico sentado a horcajadas sobre el mismo que usa sus dos manos y un talón desnudo para tocar el cuero, mientras otro músico sentado en la parte posterior del mismo golpea la madera del cuerpo del tambor con los palos catá.
Se acompaña este atabal con el timbal, que es un tambor bimembranofono, hecho generalmente con un barril de clavos y pieles de chivo, que se cuelga del cuello del tañedor, mientras otro músico adicional golpea la barriga del tambor también con los palos catá.
Esto se acompaña con un guayo y esto se acompaña con el coro que responde al solista en forma antífona.
En tiempos antiguos, los campesinos que salivan hacia la ciudad con el deseo de llegar bien temprano, mojaban la larga ropa que se usaba entonces, con el rocío de la hierba del camino y al llegar al pueblo estaban completamente empapados… por esto escogieron el recurso de amarrarse faldas y pantalones, que se soltaban al llegar al pueblo y quedaban secos. Esto recibió el nombre de Tontillo, por lo que el maestro Lizardo investigo varias formas de recogerse las faldas y pantalones. Adopto la más adecuada para simbolizar esta expresión cultural del campesino.
El 30 de enero de 1976, el Ballet Folklórico Dominicano presento el Bamboulá con la presencia de Vertilia Peña, quien corrigió y aprobó el montaje, lo cual constituye una prueba documental irrefutable.
El proceso por el cual se asocia el Bamboulá a la fiesta de San Rafael en La Aguada, no ha podido se determinado con exactitud, sin embargo, tiene que haber seguido un proceso similar al de otros elementos folklóricos similares, que buscaron así refugio de la persecución y se ampararon en lo religioso para sobrevivir.